1
La poesía
de la campanada gris, piel de mamut el cielo bordeado de margaritas blancas.
Mi jardín
es un templo oscilando, torpe cada mañana,
veteado
cebraico en saliva del vuelo del colibrí,
moscas y
abejorros contra el vidrio sucio esperando que caiga un diluvio
y se lleve
el resto del mundo de afuera con sus recuerdos-sus muertos
y su boca
de luna-flecha-al-sol.
2
Vuelo de
viento norte que hierve en la pluma
antepecho sabio,
la sangre se despabila cuando estás en la superficie del verso.
Saliste a
morir insomne a la tierra ésta, del polvo en suspensión,
el espinillo
y el chañar de corteza verde y corazón negro,
rodajas del
cielo se despeñan ala abajo, pretenciosas y doradas,
gajos que
conocí en un sueño y se montan con fotoshop en la vigilia.
En el
desierto, las flores son dóciles al viento, se dejan llevar
como los
pensamientos dulces, mutándose en cosas salvajes o inmortales
para no salirse
de cuajo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario