soy un
cuerpo fértil
en ancas
sobre la víbora del sueño, arrastrándome
por debajo
del surco que deja la lluvia
entre la
roca abisal y el desmayo del césped
allí soy un
terrón oscuro
desecho de
fruta y lombriz
oh si
pusieras sobre mí un dedo brotaría un corazón
perfumado
de olivo y salvia, para alimentarte
otras siete
vidas
angostando
y afilando la dentada voy
trepada a mi
piel romboide
salpicada
de celdas blancas
crepito el
mundo, lenguando, zizeando,
venenando
en el sueño.
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