"pero dejame decirte algo: tu corazón es un chino." (L. Amuchástegui)
me
despierto loca, veloz, una sabrosa costra de pan revuelta en la sábana
trabajando
en el sueño, laborando corazones y estigmas irresolutos.
después veo
a la gente transitar un camino desolado que lleva al monte
deshojando
roseta y amor seco, latigando polvareda. es obvio
que los
caminos nos dejan olvidar la vida, naturalmente, nos dejan pasearla
sin gustar
de nada. es obvio, por la huella que se lleva el viento y la
revolea
como un pájaro muerto. es obvio, por la arenilla en el ojo.
me viste
despertar loca, me sujetás al cielo con un nombre, me lanzás
como un
verbo sin conjugación: impracticable.
es obvio
que si vas, si venís se retuerzan los horizontes, se plagie tu sombra.
si me cocés
como a una langosta. si me explorás como a una rana abierta al medio.
se deshace
longitudinal la mielcita de los poemas, desperdigado panadero,
yendo y
viniendo ese barco ebrio del amor, perezoso, mutante, dando lástima.
te diría
otras obviedades, otras imbecilidades mías, dibujos en el aire,
mirá, allá
se va la gente hacia el monte, pateando pedregullo
ramitas de
cedrón entre los dientes, las obviedades nos recortan con tijeretas
de las que
silban en el aire, nos trabaja el tiempo como agua a la roca,
mirá el
monte, la tardecita aquella saliendo entre el chañar, la nube,
el cielo,
la flor, oí: el amor es un pájaro alerta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario