viernes, 27 de mayo de 2011

condesa sangrienta

La amo cuando despierta
incandescente, muriendo despacio en mi hoja blanca
la siento venir y acariciarme, sus vocales
laten intensamente como un pájaro entre las manos.
La amo si me duele
directa en un costado ardido, se me hunde en las pestañas
se me cierra en la garganta, se me hace
dueña de lo que miro y lo que toco, ella es el verbo.
La amo cuando duerme lejos de mí,
entre los muros de su casa, estrepitosa, cuando entrega
su corazón alocadamente a otros amores,
cuando dice que ama, la amo más,
cuando llora, la amo todavía.
La amo sobre todo, sobre un cuerpo indistinguible,
sobre un pilar de huesos, sobre los nombres que nos dieron,
la amo escandalosa, escandalosamente, sin poesía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hermoso. como declaración, como homenaje, casi un manifiesto. adhiero y convoco.
un abrazo

Cristina Cambareri dijo...

gracias, anónimo. y gracias a la condesa.